Ayudar a tu familia a pagar menos en su factura de luz y gas también es cuidar
Es probable que tus padres, tus abuelos o algún familiar cercano lleven años confiando en la misma compañía de luz y gas. Han vivido épocas en las que el recibo llegaba por carta y apenas cambiaba, donde “si funcionaba, no se tocaba”. Pero la realidad energética actual es muy distinta. Hoy, seguir con la misma compañía durante años sin revisar la tarifa puede suponer pagar mucho más de lo necesario, sin ni siquiera saberlo.
Lo que muchos desconocen —especialmente las personas mayores— es que la mayoría de contratos del mercado libre se renuevan automáticamente cada año, y en esa renovación suele venir una subida de precios. Las compañías rara vez lo explican con claridad, y así, poco a poco, esa confianza se convierte en un sobrecoste invisible que se acumula en cada factura.

Según un estudio citado por eldiario.es, el 65 % de las personas mayores reconoce no comprender del todo lo que está pagando. Las facturas incluyen términos técnicos, datos poco claros y precios que no siempre se explican de forma accesible. A esto se suma que muchas gestiones, como acceder a una tarifa mejor o solicitar ayudas, se hacen exclusivamente por internet, un entorno que no todos dominan.
Además, cambiar de tarifa todavía genera cierto recelo. Hay quien teme que tocar algo pueda generar un corte de suministro. Otros simplemente prefieren dejar las cosas como están, sobre todo si durante años la gestión energética ha estado a cargo de otra persona de la familia. Frases como “llevo toda la vida con esta compañía” o “prefiero no tocar nada” son más comunes de lo que parece.
Esa fidelidad, comprensible y emocional, tiene un precio. Muchas personas mayores siguen pagando tarifas que hace años dejaron de ser competitivas. Lo hacen sin saberlo, sin que nadie se lo explique, y sobre todo sin revisar si hay opciones mejores. Pierden así la oportunidad de ahorrar decenas, incluso cientos de euros al año. No por falta de opciones, sino por falta de información y confianza.
No hace falta ser un experto en energía para echar una mano. A veces basta con pedir una factura y revisarla juntos. Aquí tienes una guía sencilla:
- Mira si el contrato está vigente o renovado automáticamente. O mejor, si lleva más de un año en la misma compañía sin hacer nada, mala señal.
- Fíjate en el precio por kWh y en el término fijo. Son los dos valores clave.
- Compáralos con otras tarifas actuales. Existen herramientas online que permiten subir la factura y, en cuestión de segundos, saber si hay una tarifa más económica.
Lo más importante: hacerles saber que cambiar de tarifa no implica quedarse sin suministro, ni cortes, ni papeleo complicado. Es un proceso sencillo, y muchas veces el cambio lo gestiona la nueva compañía.
Ayudar a tu familia a pagar menos no es solo cuestión de números. Es protegerles de subidas inesperadas. Es asegurarte de que no están pagando más solo por desconocimiento. Es darles tranquilidad, esa que a veces creemos que tienen, pero que se tambalea cuando las facturas llegan cada vez más altas.
Revisa una factura por ellos. Hazles ese favor. Puede que descubras que llevan años pagando más de la cuenta. Y con una sola decisión, puedes ayudarles a ahorrar sin complicaciones.